jueves, 24 de noviembre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL.

Parte sesenta-i-tres del capítulo dos.


(nunca acabaremos el capítulo dos)


Estamos en un callejón que no nos deja retroceder y al final siempre está la muerte, como armas para salir el Nagual Don Juan nos ha dejado dieciocho Centros Abstractos que son el camino hacia la brujería. De los cuales sólo tenemos claros seis:

Las Manifestaciones del Espíritu, el Toque del Espíritu, los Trucos del Espíritu, el Descenso del Espíritu, los Requisitos del Intento y el Manejo del Intento. 

Del resto no tenemos ni vaguedades, pero tampoco del Äguila, sus Emanaciones, El Punto de Encaje, El Acecho, El Ensueño, El Intento y nuestro vínculo de conexión con él…….. En fin, no tenemos nada, sólo “Tener que Creer”.

Según los brujos es muy difícil saber cuándo se es conscientes de los Centros Abstractos y sus manifestaciones, eso sí, nunca en el momento que suceden. Por ello, el narrador, se ha visto obligado a repasar los momentos memorables de la vida de los autores para tratar de encontrar los seis primeros. Eso no quiere decir que los momentos memorables, de los autores, sean los más importantes, normalmente pasan desapercibidos y hasta muchos años más tarde no se es conscientes de su significado e importancia.
        
Esto quiere decir que el narrador someterá a los autores a un proceso de recopilación de sus vidas, les obligará a revivir sus experiencias para tratar de encontrar el camino hacia la brujería. Para ello es necesario aplicarles los principios del acecho con todo rigor con el fin de averiguar en qué punto se encuentran, si han avanzado algo o están como cuando nacieron. El narrador tiene la seria sospecha que los autores son unos zoquetes integrales que viven como si fueran eternos. 

Las únicas conclusiones a la que podemos llegar hasta ahora, el narrador, los autores y toda la peña que nos rodea, es cierto lo de que somos unos asnos integrales sólo porque el Punto de Encaje está donde está. Somos unos ególatras homicidas pensando continuamente en nosotros mismos. Hay que acabar con eso. Los autores son incapaces de vislumbrar las Manifestaciones del Espíritu y el narrador no consigue dar con la tecla exacta por lo que nos tememos que este capítulo dos ha sido un fracaso. 

Siempre quedará Don Juan que recomienda, en casos de abatimiento, pensar en la muerte y si no te ha tocado todavía queda la esperanza de luchar contra la ceguera mantenida por la fijación del punto de encaje que nos obliga a ver el mundo como objetos y no nos deja verlo como energía.


“Sólo como guerrero se puede soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentarse de nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.”

elaprendizdechaman@gmail.com

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