domingo, 20 de noviembre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL.

Parte cincuenta-i-nueve del capítulo dos. 


(estamos en el desierto, no hay agua, no hay vida, sólo hay arena) 


El mundo es incomprensible, creer que es posible entenderlo es una pérdida de tiempo y energía que no nos conduce a nada, sólo vagaremos por caminos que no llevan a ninguna parte. Debemos limpiar nuestra propia conexión con el intento, liberarla de todas nuestras preocupaciones y basura acumulada durante el camino.
Somos la suma de infinitas casualidades que hacen que estemos aquí, en este mundo, en este momento, desperdiciar esta única e irrepetible oportunidad es imperdonable y mereceremos ser devorados por el Äguila. Pero cómo curamos nuestra ceguera? se puede lograr? 

Todo lo que los guerreros hacen es consecuencia del desplazamiento de sus puntos de encaje, y tales desplazamientos están determinados por la cantidad de energía que los guerreros tienen a su disposición. 

Cualquier movimiento del punto de encaje significa alejarse de la excesiva preocupación por el yo individual. Los chamanes aseguran que es la posición del punto de encaje lo que hace que el hombre moderno es un ególatra homicida, un ser totalmente atrapado en la imagen de sí mismo. Habiendo perdido cualquier esperanza de regresar al Espíritu, el hombre corriente busca consuelo en su egoísmo.
 

La copia textual de párrafos de Don Carlos Castaneda se explica porque no somos capaces en absoluto de expresar mejor algo casi imposible de explicar, es claro, directo ..sólo es posible empeorarlo, veamos algo más de lo que dice al respecto: 

La clave del camino del guerrero es destronar la importancia personal. Todo cuanto hacen los guerreros se dirige a esa meta. Los Chamanes han desenmascarado la importancia personal y han descubierto que se trata de autocompasión disfrazada. 

Una de las cosas más dramáticas de la condición humana es la macabra conexión entre la estupidez y la imagen de sí. Es la estupidez lo que obliga al hombre corriente a descartar cualquier cosa que no se ajuste a las expectativas de su imagen de sí mismo.  Somos ciegos a una parte del conocimiento accesible al ser humano que es absolutamente crucial: La existencia del Punto de Encaje y el hecho de que puede desplazarse.
 

El aferrarnos tercamente a nuestra imagen nos garantiza una ignorancia abismal. Ignoramos el hecho de que el chamanismo no es cuestión de abracadabras, es la libertad de percibir no solo el mundo que se da por sentado, sino todo lo que es humanamente posible lograr. Temblamos ante la posibilidad de ser libres, y la libertad está al alcance de la mano. 

Pues eso, si somos capaces de interiorizar todo lo anterior habremos dado un pequeño paso en la búsqueda del conocimiento, pero llevarlo a la práctica de la vida diaria nos llevará años. La lucha y la vida del guerrero siempre será infinitamente mejor que la vida viendo la tele mientras nos atiborramos en el sofá. No hay elección, no hay atajos, no vale la vagancia, hay que poner un pié en el camino y para ello necesitamos darnos un “comando”, una orden inapelable y obligatoria, que con el tiempo nos permitirá desenmascarar a la importancia personal. No intentarlo sería absurdo.
 

" La única manera de alcanzar y familiarizarse con el intento, la fuerza que emana de las emanaciones del Äguila, es mediante la frialdad, el abandono y la audacia." 

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