lunes, 21 de noviembre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL.

Parte sesenta del capítulo dos. 


(el miedo a morir atenaza nuestro pensamiento y nos impide pensar en la muerte)


-Lo que todos los Naguales, a través de los siglos, han dicho a los presuntos aprendices, es que los brujos hablan de la brujería como si esta fuera un ave mágica, misteriosa, que detiene su vuelo para dar propósito y esperanza al hombre, que los brujos viven bajo el ala de esa ave, a la que llaman el pájaro de la sabiduría, el pájaro de la libertad y que lo alimentan con su dedicación e impecabilidad. Los brujos saben que el vuelo del pájaro de la libertad es siempre en línea recta ya que no tiene modo de dar la vuelta en el aire, de girar y volver atrás, y que sólo puede hacer dos cosas, llevar a la gente consigo o dejarlos atrás. 

Los autores estamos seguros que hay brujos y aprendices de brujo en este momento a lo largo y ancho de este planeta. Queremos entrar en ese mundo, pero de lo único que somos conscientes es que no poseemos ni un ápice de energía para ello,  a la vista de nuestro fracaso energético rogamos al Espíritu que se cruce en nuestro camino, aunque solo sea por un instante, uno de esos brujos y nos diga que al menos vamos por el camino ya trillado por otros brujos, que nuestra lucha es la misma que ellos han tenido. 

Como siempre, complicamos todo al tratar de transformar la inmensidad que nos rodea en algo razonable. ¿Cual es el elemento que impulsa a los brujos a seguir adelante? Según el Nagual Don Juan es lo abstracto,el elemento sin el cual no existiría el camino del guerrero, ni guerrero alguno en busca del conocimiento. 

-Por lo visto, los autores, como hombres comunes y corrientes, no sabemos que algo real y funcional, nuestro vínculo con el Intento, es lo que nos produce nuestra preocupación ancestral acerca de nuestro destino. Durante nuestra vida activa, nunca tenemos la oportunidad de ir más allá del nivel de la mera preocupación, ya que desde tiempos inmemoriales, el arrullo de la vida cotidiana nos adormece. No es sino hasta el momento de estar al borde de la muerte que nuestra preocupación ancestral acerca de de nuestro destino cobra un cariz diferente. Empieza a presionarnos para que veamos a través de la niebla de la vida diaria, Pero ese despertar siempre viene de la mano de la pérdida de energía provocada por la vejez, y no nos quedan fuerzas suficientes para transformar nuestra preocupación en un descubrimiento positivo y pragmático. A estas alturas, todo lo que nos queda es una angustia indefinida y penetrante; un anhelo de algo incomprensible y una rabia comprensible por haber perdido todo.

        -La percepción es como la bisagra de todo lo que somos y hacemos, y está regida por la posición del Punto de Encaje. Por lo tanto, si el Punto de Encaje cambia de posición, la percepción del mundo cambia de acuerdo con ella. Ese cambio de percepción es el que trae consigo el cambio de apariencia de un brujo. El brujo que sabe exactamente donde poner el Punto de Encaje puede transformarse en lo que quiera. 


Antes de transformarnos en inspectores de hacienda por una temporada, veamos algo de Don Juan que levante el ánimo: 

“El miedo al conocimiento es natural; todos lo experimentamos, y no podemos hacer nada al respecto. Pero por temible que sea el aprendizaje, es más terrible la idea de un hombre sin conocimiento.” 

elaprendizdechaman@gmail.com

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