lunes, 24 de octubre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL.

Parte treinta-i-cinco del capítulo dos.
(seguimos constatando la estupidez y ceguera de los autores)


        Hay que tener siempre en cuenta lo que afirma el Nagual Don Juan: que para seguir el Camino del conocimiento hay que ser muy imaginativo. En el Camino del Conocimiento nada es tan claro como nos gustaría que fuera.En el caso de los autores, la claridad y la imaginación están totalmente descartadas, por lo que es necesario buscar algún otro punto de partida como volver a nacer a ver si salen un poco más espabilados.

        Insiste el Nagual Don Juan que el hecho de creer que hay un mundo de objetos ahí afuera se debe únicamente a nuestra conciencia. Pero lo que hay realmente ahí afuera son la Emanaciones del Äguila, fluidas, siempre en movimiento y, sin embargo, inmutables, eternas. 

        Ahora es cuando los linces de los autores preguntan ingenuamente porqué son tan duras las mencionadas Emanaciones si son únicamente energía con vida propia ya que cuando chocaron, no ha mucho, contra una pared se hicieron un daño del carajo.(¿) Si todo son Emanaciones, qué pasa con el dolor de barriga? Es una Emanación que se ha salido de su sitio? o es que la emanación de la vaca, cuya chuleta se acaban de zampar los autores, ha interferido en la emanación de su estomago? Cuando el narrador asegura que los autores son el terreno propicio para que un Nagual, aunque sea en prácticas, desarrolle un trabajo de campo impecable, es por algo.

        Las ingenuas preguntas abesugadas acaban con cualquiera, sólo un Nagual con el espíritu afinado tras años de lucha con el acecho y el ensueño como herramientas, acostumbrado a lidiar con los peores pinches tiranos, a enfrentarse a lo desconocido y vislumbrar lo que no se puede conocer, que la energía tal y como fluye en el universo, y que ha alcanzado el conocimiento silencioso, sería capaz de introducir algo de cordura en el pensamiento, obra y milagros de los autores.


        Suponemos que lo de actuar por el Espíritu lo llevará a la práctica ya que los Guerreros tienen una sola cosa en su mente: su libertad. Morir y ser devorado por el Äguila no representa ningún desafío. En cambio, escabullirse del Äguila y ser libres es la mayor de las audacias.

        En vista que no salimos del atolladero, el narrador se propone interrogar a los autores acerca de su opinión y aplicación práctica sobre cada uno de los cuatro requisitos y siete principios de acecho para comprobar su estado mental y en que fase se encuentran en la búsqueda del conocimiento.

        La opinión del narrador es que se encuentran como alguien, el ya famoso hombre común y corriente, que en su vida ha subido a una montaña, decide, de repente, que quiere escalar el Everest y lo primero que hace es ir a una tienda especializada atiborrada de cachivaches que no ha visto en su vida ni sabe para que son. Es fácil imaginar los años de preparación que le quedan por delante al hombre común para poder ascender el solo a la más alta montaña del mundo y sin oxígeno.

        Ahí se encuentran los autores, en la tienda que el Intento pone delante de todos los seres para que puedan aventurarse en la búsqueda de la totalidad de sí mismos, eso sí, tras toda una vida de lucha por delante y con poquísimas probabilidades de éxito. Ese es el lema de la puerta y hasta que no se asuma no se abre, lo malo es que es imposible engañarla, es muy lista, el control remoto lo tiene el Espíritu. El mismo que pasa de manifestarse claramente a los autores.

"El poder pone siempre al alcance del guerrero un centímetro cúbico de suerte. El arte del guerrero consiste en ser permanentemente fluido para poderlo atrapar."

elaprendizdechaman@gmail.com

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