jueves, 20 de octubre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL.

Parte treintaiuno del capítulo dos.
(los autores quieren empezar con el “acecho” ya que del “ensueño” prefieren ni oír ni hablar)


Del ensueño ya se han hecho algunas referencias, pero es un campo totalmente oscuro para los autores y el narrador, por lo que, momentáneamente, lo dejamos para el capítulo MMCDX.  Nos queda el arte del Acecho y sus cuatro requisitos: no tener compasión, ser astutos, pacientes y simpáticos. 

        La autocompasión resulta útil a quien se siente importante y merecedor de mejores condiciones y de mejor trato, o bien, a quien no quiere hacerse responsable de los actos que lo condujeron al estado que suscitó su autocompasión.

        Estábamos en el arte del Acecho, que aparte de los cuatro requisitos anteriores, tiene siete principios:

1-        Un Guerreros elige su campo de batalla. Jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.
2-        Un Guerrero elimina todo lo innecesario. No complica las cosas. Busca la sencillez. 
3-        Un Guerrero aplica toda su concentración para decidir si entra o no en batalla, porque en cada batalla se juega la vida. Un Guerrero debe estar dispuesto y preparado para realizar su última parada aquí y ahora. Pero no sin orden ni concierto.
4-        Un Guerrero no teme a nada. Se relaja y se suelta. Sólo entonces los poderes que guían a los seres humanos le abren el camino al Guerrero y le auxilian. Sólo entonces.
5-        Un Guerrero al enfrentarse a una fuerza superior con la que no puede lidiar se retira por un momento, deja que sus pensamientos corran libremente, se ocupa de otras cosas, cualquier cosa puede servir.
6-        Un Guerrero comprime el tiempo. Hasta un solo instante cuenta. En su batalla por la vida, un segundo es una eternidad que puede decidir la victoria. No desperdicia ni un instante ya que persiguen el éxito y por tanto comprimen el tiempo.
7-        Un Guerrero no se coloca nunca en primera fila, está siempre observando desde detrás de la escena. Para ello aplica los otros seis principios.

        El aplicar estos siete principios al Arte del Acecho hace que el Guerrero obtenga tres resultados: 

1-        Aprende a no tomarse nunca en serio, a reírse de sí mismo. Si no tiene miedo a hacer el ridículo, puede ridiculizar a cualquiera.
2-        Aprende a tener una paciencia inagotable, nunca tiene prisa, nunca se inquieta.
3-        Aprende a tener una inagotable capacidad de improvisación.

        
La única meta de la teoría es lograr el silencio interno para así mover el punto de encaje y volar hasta donde cada uno pueda llegar. Sólo cuenta la configuración energética personal para seguir un camino para lograrlo, acechando o ensoñando, independientemente de ser bruja o brujo. Quizás haya pequeñas diferencias durante el aprendizaje pero obviamente el fin para todos es mover el punto de encaje. De ahí aquello del camino con corazón, no hay otra vía, cuan lejos podamos llegar depende sólo de nosotros pero tenemos que creer que hemos elegido bien ya que no podemos volver.

Ante semejante andanada y comprobando el narrador la incapacidad de los autores para seguir el Camino del Guerrero, se impone algo de realidad, algo de la razón y lo razonable. Para ello nada mejor que nuestros particular dafff nos ilustre con unas pinceladas de historia de la economía en el próximo capítulo. Como despedida leamos algo de Don Juan:

"Un guerrero no tiene honor, ni dignidad, ni familia,ni nombre, ni patria; sólo tiene vida por vivir y, en tales circunstancias, su único vínculo con sus semejantes es su desatino controlado."

elaprendizdechaman@gmail.com

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