miércoles, 12 de octubre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL,

Parte veintitrés del capítulo dos.
(cuando el dedo apunta al cielo, todos miramos el dedo)


La importancia personal es nuestro mayor enemigo, lo que nos debilita es  sentirnos ofendidos por los hechos y malhechos de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien. Sin importancia personal somos invulnerables y se deben llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para erradicarla de nuestra vida.

        Está todo dicho, pero es muy difícil asumirlo cada segundo del día mientras nos enfrentamos a la supervivencia frente a los demás, sabiendo que el poli infalible, del que ya hemos hablado, te vigila preparado para atacar, que el banquero observa como el halcón vigila a su presa un instante antes de matarla, que el político te observa como el cerdo a su mierda, que hacienda te observa y desmenuza tu vida demostrando claramente la estrecha relación que hay entre la mierda anterior, los políticos y los funcionarios. El resultado final es que uno mismo empieza a pensar que su propia relación con la tan manida mierda es parte de la naturaleza humana y como no se tiene escapatoria es mejor ni intentar sacar la cabeza para respirar, cuando te das cuenta que es posible hacerlo es demasiado tarde, la vejez acaba con todo.

        El narrador-procesador de textos se ve en este punto obligado nuevamente a silenciar a los autores ya que si seguimos fustigando al Gran Poder éste acabará con la empresa y el objetivo de la misma no es fundar una nueva ONG, es narrar como un ser humano de lo más corriente, que ellos mismos se autodenominan autores, trata de mover su Punto de Encaje con la ayuda de la Teoría de DCC. El narrador cortará de raíz cualquier desviación que se salga de aquello que no esté encaminado hacia el único objetivo empresarial que existe y por el que el mismísimo RUÄ perdió su real cabeza, el PROFIT.

        Nuestro dafff quiere puntualizar que el profit P, como su mismo nombre indica, es la diferencia entre lo que cuesta obtener un bien, llamémosle X, y el precio de venta, llamémoslo Y.  Lo normal es que Y se igual a 200 x X, por lo que el profit típico, digamos en un año de crisis, totalmente aceptado por los banqueros es que P= 200X – X = 200 %. 
        
        Esto tiene su origen en la época de las cavernas, ya que el que cazaba un conejo, al volver victorioso le ofrecía la mitad a la más lozana moza, obtenía  a cambio un profit intangible del 50 %. Un alumno aventajado del cazador anterior pensó astutamente: si cazo dos conejos, tengo dos mozas y el profit tangible es del 100%. Se creó una bussiness school alrededor de la caza y el profit, el alumno más brillante demostró la teoría que se mantiene hasta nuestros días: que si  mandas a un pobre a cazar seis conejos, le das uno para que sobreviva, el mismo medio a cada moza anterior, quedan cuatro para el profit, el 200 % y  tienes dos lozanas mozas, y todo eso sin dar un palo al agua. Genial. El citado brillante alumno, creó además una empresa, que sobrevive hasta nuestros días, dedicada a prestar los cuatro conejos obtenidos del profit anterior. Por cierto, sigue negociando con los mismos cuatro conejos del inicio, solo los enseñan.

“Se escoge sólo una vez. Elegimos ser guerreros o ser hombres corrientes. No existe una segunda oportunidad. No sobre esta tierra.

elaprendizdechaman@gmail.com

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