lunes, 10 de octubre de 2011

CARLOS CASTANEDA. EL NAGUAL

Parte veintiuna del capítulo dos.
(en la que se critica amigablemente a los profetas y el Chaman sigue sin aparecer)


No es que se pueda decir que los autores sean guerreros ni cosa parecida, es que al narrador se le ven las ganas de narrar como un humano es capaz de mover su punto de encaje. Bueno, la verdad es que eso ya lo ha narrado el narrador del Nagual Don Carlos Castaneda en sus libros sobre la Teoría.

        Asegura Don Juan que no hay manera de hablar del Espíritu porque al Espíritu sólo se le puede experimentar. Los brujos tratan de dar una noción de esto al decir que el Espíritu no es nada que se pueda ver o sentir, pero que siempre está ahí, vaga e indistintamente encima de nosotros, Algunas veces hasta llega a tocarnos, sin embargo, la mayor parte del tiempo permanece indiferente. Es como un animal salvaje que mantiene su distancia con respecto a nosotros hasta el momento que algo le incita avanzar. Es entonces cuando se manifiesta.

        Y ahí están los autores, esperando indefinidamente. Eludiendo ser testeados por el chicólogo de turno que les dará un veredicto veraz y profesional acerca de su personalidad, carácter y derivados, con lo cual la decisión del narrador acerca de cambiar de autores, por unos capaces de ver las Manifestaciones del Espíritu, será más fácil y argumentada mediante un informe del que no tendrán escapatoria, el chicólogo es como el papa, infalible cuando se pone a ello. Bueno, infalibles hay muchos, los polis, los jueces, los fiscales, los abogados, los políticos, los funcionarios, .......vemos que hay over-booking de infalibles, pero el narrador no entiende entonces por qué el mundo va tan mal.

        Hay diferentes grados de infalibilidad. Cómo sabe el Profeta que va a ser infalible, lo nota cuando se levanta?, cuando se afeita? después de una buena comida regada con vino de calidad divina? y el poli, es consciente que es infalible cuando esta matando a palos a un pobre desgraciado? Y el juez, cuando manda al pobre desgraciado, medio muerto por la infalibilidad anterior, a la cárcel para siempre, cómo detecta que es infalible cuando dicta sentencia? por un eructo, por un pedo en el momento más inoportuno, o porque le duele la cabeza a los quince segundos de empezar a leer el famoso informe policial?

El narrador se encuentra realmente preocupado por su futuro asociado a unos autores resentidos con políticos, médicos (incluidos chicólogos, ya les dedicaremos un capítulo aparte), curas, jueces, polis, funcionarios, militares... quién va a quedar capaz de leer sus historias de búsqueda de manifestaciones esotéricas? los que están apaleados y en la cárcel?  o acaso estamos todos apaleados y en la cárcel? es este mundo una cárcel gigante? Lo que está claro es que no tiene escapatoria, es la cárcel perfecta. Ha investigado alguien si la leyenda del cielo no es otro planeta donde viven los ruäs como tales cuando les cortan la head?

        Para un brujo el Espíritu es lo abstracto, porque para conocerlo no necesita de palabras, ni siquiera de pensamientos, es lo abstracto porque un brujo no puede concebir qué es el Espíritu. Sin embargo, sin tener la más mínima oportunidad o deseo de entenderlo, el brujo lo maneja, lo reconoce, lo llama, lo incita, se familiariza con él, y lo expresa en sus actos.”
elaprendizdechaman@gmail.com

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