viernes, 27 de enero de 2012

El Desapego.

Capítulo Veintiocho del Capítulo Segundo al cuadrado.


(... seguimos con los brillantes profesionales de la justicia humana ...)

      Nuestro ya mencionado hombre común y corriente cojo, estaba en plena recuperación y totalmente indignado, decidió recurrir al código civil&penal que acababa de publicar el BOE de la época. Fue a ver al juez para pedir justicia pero no pudo ser ya que, según las nuevas normas, era necesario contratar un abogado para que hablara con Su Señoría el JUEZ, no se puede hacer directamente aunque parezca lo más lógico y acertado. Pidió consejo a los sabios del lugar y estos le recomendaron acudir a un abogado, nueva profesión recién creada para casos como el suyo. En una casa no muy lejana vivía uno de ellos y cojeando llegó a su despacho que aún olía a recién pintado. El abogado, llamémosle R, al escuchar la historia le empezaron a brillar los ojos de alegría, tenía su primer caso y prometía ser de lo más fructífero y aquí empieza el ejemplo que íbamos buscando desde hace rato:

      El abogado preparó, en un lenguaje acorde con los términos exclusivos y legales al uso, una demanda judicial en la que pedía como indemnización para su defendido, el hombre común y corriente cojo, el pago del hospital más una compensación de 5.000 conejos por no poder trabajar nunca más como cazador de los mismos.  También le informó que caso de ganar el juicio el pago de sus honorarios sería el 25% de los conejos, y en caso de perder el hombre común y corriente le pagaría el 25% de la demanda perdida, allá el de dónde sacaba los 1.250 conejos. Total, negocio seguro, siempre cobran, teniendo en cuenta que pierden el 99% de los casos y básicamente por su ineptitud. 

      Una vez preparado el alegato, se planteó un grave problema: quién se lo llevaba al JUEZ ?? ... el abogado no podía rebajarse a ello y al hombre común y corriente, de siempre, le estaba totalmente prohibido. Ante esta grave falla en el Sistema, y tras sesudas deliberaciones y negociaciones de la Clase A con los JUECES, se llegó a un acuerdo genial, se creaba la profesión de Mensajeros - Titulados, y se les llamo Procuradores, para que llevaran los escritos. Sus honorarios rondaban entre el 10 y el 20% de todo lo que se movía.

    La historia es muy larga, se complicó, los ruäs Antoines recurrieron varias veces y el resultado final fue que el hombre común y corriente acabó en la cárcel con una condena de cinco años por interrumpirles la marcha alevosamente, les debía 5,000 conejos, 1.250 a su abogado, 750 a su procurador más 3.000 conejos por las costas. Moraleja, si un ruä te rompe la pierna pídele perdón. Seguiremos narrando la historia pero de momento la dejamos ahí.

"... nuestra manera de percibir es la manera en que un predador percibe  ... una manera muy eficiente de evaluar y clasificar la comida y el peligro ... pero esa no es la única manera que somos capaces de percibir ... hay otro modo, el de la Brujería: el acto de percibir la energía misma, directamente ... percibir la esencia de todo nos haría comprender, clasificar y describir al mundo en términos completamente nuevos, en términos mucho más incitantes y sofisticados ..."  

      El narrador podría estar encantado con esta demostración de los autores acerca de su conocimiento histórico-profesionales, pero estamos en lo de las Manifestaciones del Espíritu, y si hemos de remontarnos en el tiempo, que sea el del futuro ... el de la confianza del güerrero, la del que ha sido capaz de acabar con la importancia personal ... con sus rutinas ... con su historia personal ... sólo aquellos que cumplan esas tres condiciones serán capaces de alcanzar el Silencio Interno y mover su Punto de Encaje ... pero ¿cómo puede el narrador empujar a los autores a que no sean unos egomaníacos suicidas,  absolutamente rutinarios y previsibles, que cuentan su vida y milagros para justificar su inutilidad a todo aquél que pasa a su lado ?? ..... 

“Cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas, las acciones de la gente ya no le afectan. Una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. Ha adoptado uno de los conceptos de la vida del guerrero: el desapego.”



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