martes, 27 de septiembre de 2011

EL NAGUAL DON CARLOS CASTANEDA

Entrega doce del capítulo dos.
(volvemos a insistir en las manifas del Espíritu y sus consecuencias, la muerte)


El “ensueño” es otro tema al que volveremos más tarde, junto con el de las clases de economía.  Ahora estamos en plena caza de las Manifestaciones del Espíritu y los autores se empeñan en desviarse del tema. Consideran que ya han contado demasiado de sus vidas para tan poco resultado, qué queda aparte del pastor, el cura, el amor y la muerte?, es así de sencillo, quizás no haya nada más, quizás, por mucho que peleemos, nuestro destino está tan marcado y es tan inamovible que las posibilidades de escapar de él son casi nulas. Cómo podemos creer a los Chamanes, a los Naguales, a los Antiguos Videntes, a los Nuevos Videntes, a Don Elías, a Don Julián, a Don Juan, a Don Carlos que nos aseguran que hay un poder incalculable al alcance de nuestras manos y que podemos lograrlo a poco que cambiemos nuestra manera de pensar y de percibir. 
Pero la realidad es que lo único que hacemos es correr como desesperados huyendo de la muerte sin saber hacia donde, pero sabiendo que por mucho que corramos, vamos ineludiblemente hacia ella. Dado que no avanzamos, ha llegado el momento de profundizar en qué es la percepción y lo que percibimos. 

Los Nuevos Videntes dicen que la percepción es una condición del alineamiento, las emanaciones que están en el interior del capullo se alinean con las que están afuera y encajan con ellas. El alineamiento es lo que permite que el Estar Consciente de Ser sea cultivado por cada ser viviente. Los Videntes pueden afirmar esto porque Ven a los seres vivientes como son en realidad: seres luminosos que parecen luz blanquecina. 

Las emanaciones de adentro y las de afuera son los mismos filamentos de luz. Los seres concientes son minúsculas burbujas hechas con esos filamentos, microscópicos puntos de luz unidos a las emanaciones infinitas.
        La comprensión del Estar Consciente de Ser, las Emanaciones del Äguila y la percepción son un tema de tanta complejidad, y tan enorme, que se pierde el sentido. Es como el cosmos, de tal magnitud que son imposibles las comparaciones con nuestro mundo y nuestra importancia personal. No somos nada, no somos importantes, somos una minúscula burbuja colgados de no se sabe qué. ¿Es acaso mejor no pensar en ello y vivir como si la muerte no existiera? Al fin y al cabo, si las posibilidades de salirse de ese camino son nulas. Para qué preocuparse?  Pero, si existe la remota posibilidad de que haya una rendija por la que podamos colarnos??? No sería interesante buscarla? Hay alguna batalla más importante?  Insistimos, no tenemos nada que perder, estamos perdidos.

“Sentirse importante le hace a uno pesado, torpe y banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido,” 

elaprendizdechaman@gmail.com

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