jueves, 8 de septiembre de 2011

CARLOS CASTANEDA, EL NAGUAL

Capítulo Segundo. Parte primera
Buscando las “Manifestaciones del Espíritu”.  


      Pretender sacar algo de cordura de los autores se presenta como ardua tarea, e intentar escudriñar en sus vidas con su imprescindible colaboración y de una manera coherente buscando las “Manifestaciones del Espíritu”, parece misión imposible. Es un consuelo pensar en las historias de brujería para ver que es muy difícil entender que el único camino viable es el de la búsqueda del  Espíritu.  Llegados a este punto viene la incertidumbre de en qué momento de la vida empezamos, en la infancia? en la pubertad? en la juventud? … da lo mismo? 

"El Espíritu se nos manifiesta constantemente pero sólo los brujos poseen la energía necesaria para poder verlo e incluso actuar con Él." 

El truco es mover el Punto de Encaje ahorrando energía, no hay otro camino. 

        Como hay que empezar por algún sitio, lo mejor será hacerlo por la infancia buscando los hechos memorables de los autores. Nacieron y pasaron la infancia e inicio de la pubertad en un pueblo muy pequeño (no más de 60 habitantes) y bucólico. Ya sabéis, agricultura ecológica, pobreza pero no hambre, con poca o nada comunicación con el  exterior….. A muy temprana edad los autores sentían una fascinación especial por los corderos y las ovejas. Cuando pasaban por el pueblo los pastores con sus pequeños rebaños, siempre se las ingeniaban para cultivar su amistad. Estaban con ellos charlando, cuidando las ovejas y jugando con los corderos. Eran felices.  Erá el Espíritu el pastor?  ¿Serán las ovejas? ¿Es necesario investigar más por ese camino hasta dar con la clave? ¿Qué se puede hacer para recordar las conversaciones mantenidas con los pastores? ¿Era ese el camino correcto? ¿Ser pastor? ¿Ser oveja? … ¿se estaba manifestando el Espíritu a los autores indicándoles el camino a seguir?

        Otro hecho memorable podría ser el de las continuadas visitas, más o menos en la época de las vocaciones pastoriles, de un cura que pasaba por los pueblos buscando a las futuras generaciones que siguieran su camino. Los autores, entonces y ahora, se dejaron engatusar fácilmente a cambio de unas estampullas religiosas y un futuro prometedor, estaban dispuestos a abandonar la vida bucólico-ovejíl y seguir el camino del cura. Era ese el camino del Espíritu? ¿Hubieran llegado a ser obispos, cardenales e incluso Papas? era el cura el pájaro de la libertad disfrazado? 

Nunca lo sabremos, una fuerza superior, su madre, decidió que si querían ser curas le parecería muy bien siempre y cuando lo hicieran a partir de los veinticinco años. ¿Ahí se acabó el camino directo a Dios? ¿Es de suponer que los curas, tras una vida de amor a su propio prójimo, tienen el camino más seguro al cielo?  ¿O es que como ya están entrenados a vivir como curas en este mundo, SP no les pone ningún impedimento en la entrada al cielo ya que son como si alguien que ya está dentro hubiera salido un momento y, al darse cuenta del error, regresase rápidamente? ¿SP (San Pedro) tiene ayudantes?, en caso afirmativo, alguno miope? En ese manual secreto escondido por sectas misteriosas, hay instrucciones acerca del miope? Horarios en los que trabaja, en qué lado de la puerta se pone, cuál es el mejor día y hora de la semana para palmarla. Supongo que SP sólo se ocupara de los casos importantes y complejos como ricos, políticos y derivados aunque seguro que aún quedan bulas que se pueden comprar.

        Los autores insisten en su cabreo por la total falta de información, no tienen el manual de instrucciones, ni guía resumida de acceso, ni manual para acceder al cielo, ni plano detallado, ni guía de uso e instrucciones para primerizos, ni quién es quién en el cielo. Un desastre, así no hay quien vaya.

elaprendizdechaman@gmail.com

        

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